No hay nada peor para destruir el corazón que el rechazo. La herida más profunda y dolorosa del corazón es el rechazo de parte de un ser amado. Ni siquiera la muerte hiere el corazón tan profundamente como cuando se sufre de abandono. Cuando alguien muy querido nos abandona, nos sentimos devastados. El rechazo afecta la imagen de sí mismo…destruye la conciencia y desafía la esperanza. Mientras tanto, los recuerdos del ser amado se quedan en lo recóndito de la mente por mucho tiempo, repitiendo a través de susurros y gritos palabras como:” Nadie te quiere… eres indigno”.
¿Siente así su corazón? ¿Su espíritu esta devastado y quebrantado? No hay nada mejor para sanar el corazón que saber que nuestro Dios nos ama incondicionalmente… Él nos acepta en la eternidad. Cuando su dolor parezca interminable y su corazón este muy sensible, póngase en las manos compasivas de Dios. Él lo va abrazar con el amor de su corazón hasta que logre sanidad verdadera, pues:
“El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado”. Salmo 34:18 (NTV)
Si meditamos bien en nuestra actitud cuando rechazamos a alguien, podríamos darnos cuenta que estamos repitiendo el mismo rechazo del que nosotros fuimos objeto. Lo mismo sucede con las personas que han aprendido a aceptar a los demás. Es común dar lo mismo que hemos recibido.
Sin embargo, el rechazo que sufrió en su pasado no tiene que terminar su futuro. Puede mejorar poco a poco su capacidad para aceptar a las personas, aunque usted haya sido objeto del rechazo.
La Biblia dice:
“Pero olvida todo eso; no es nada comparado con lo que voy a hacer”. Isaías 43:18 (NTV)
Los tres niveles de la aceptación
1. Aceptación cero
“No importa lo que yo haga, nunca me aceptará”
– La persona que lo rechaza por completo alberga mucho dolor y amargura y no es capaz de dar gracia y misericordia.
2. Aceptación basada en las acciones
“Siento que me acepta cuando actúo de manera perfecta”
– La persona que lo acepta sólo con base en cómo actúa, transmite la siguiente exigencia: “Debes cumplir mis requerimientos” y muy pocas veces ofrece gracia y misericordia.
3. Aceptación incondicional
“No importa lo que haga, aunque falle, siempre me siento aceptado”.
– La persona que lo acepta, especialmente cuando falla, posee un corazón de gracia y misericordia… y refleja el corazón de Dios.
Usted puede vencer el dolor de cualquier rechazo del pasado. La clave para comenzar a “triunfar” es reenfocarse. Aleje su atención del rechazo y céntrese en el hecho de que Dios lo ama y acepta. La manera en que puede hacer esto es repetir la verdad una y otra vez,
“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. Jeremías 31:3 (RVR1960)
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