“Sacar el mayor provecho del tiempo” se ha convertido en uno de los dichos populares más famosos que se ha mal entendido. La buena administración del tiempo no es marchar al ritmo de algún régimen riguroso y estricto que lleva el camino de la productividad. Más bien, es hallar la libertad de ser todo aquello para lo que Dios nos creó, equilibrando nuestra vida y actuando como un mayordomo sabio del tiempo. Esa sabiduría se expresa de manera poética en la agradable cadencia del capítulo 3 de Eclesiastés, donde se nos invita a vivir en armonía con el suave movimiento del Señor… es ir con la corriente Dios.
“Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo”. Eclesiastés 3:1 NTV
Los hebreos y lo griegos usaron ese vocablo con una gran diferencia de interpretaciones a la que nosotros damos a la palabra española tiempo. Ellos entienden la diferencia entre el tiempo que se mide cronológicamente y el que no se puede medir. Si logramos percibir la eternidad del tiempo de Dios entenderemos que este es mucho más que vivir la vida bajo el tic tac del reloj.
El paso del tiempo
La palabra hebrea del Antiguo Testamento “yown” significa “un espacio de tiempo que se mide desde el amanecer hasta el anochecer… o desde la puesta de sol hasta la siguiente”. Es el periodo mensurable del reloj y calendario.
El tiempo eterno de Dios
La palabra hebrea del Antiguo Testamento “eth”, que se traduce con frecuencia “tiempo”, da la idea de una oportunidad o estación; de perpetuidad o eternidad. El énfasis recae en el qué y no tanto en el cuándo.
Tiempo cronológico
En el Nuevo Testamento la palabra griega “chronos”, significa “espacio de tiempo” y se refiere al correr de las horas, días, meses y años en el calendario. Un ejemplo de ello lo encontramos en Primero y Segundo libro de Crónicas, donde se registra la historia de los hebreos de un rey a otro, año tras año.
La presencia Dios en el tiempo
La palabra griega del Nuevo Testamento “Kairos” es el tiempo marcado con un propósito y está llena de significado. El vocablo “chornos” hace énfasis en la duración y cantidad del tiempo. En cambio, “kairos” hace énfasis en las características y la calidad de éste. El tiempo que es eterno por la presencia de Dios es “Kairos”.
¿Hace usted un buen uso de su tiempo? En realidad, usted no puede administrarlo; tampoco puede detenerlo o apresurarlo, pero ¡sí puede aprender a sacar el mejor provecho de él! Su responsabilidad en cuanto al tiempo es escuchar al Espíritu de Dios y vivir acorde los propósitos del Señor para su vida. A los discípulos les preocupaba que Jesús “tomara tiempo” para comer; sin embargo, Él respondió,
“Entonces Jesús explicó: Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra”. Juan 4:34 NTV
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