Un día salió a pescar un experimentado pescador. En el viejo muelle preparó todo con gran precisión: su caña de pescar, la cuerda, el anzuelo y escogió la carnada perfecta para realizar una pesca segura. Por experiencia, seleccionó la carnada especial para atraer a cada tipo de peces: una mosca muerta para las truchas, gusanos para el róbalo y una carnada maloliente para el bagre. Los peces no saben que las “apariencias engañan”. En el momento de la tentación siempre una carnada, una lucha y el resultado es ¡un jugoso filete de pescado a la parrilla!
Todos sabemos lo que significa ser atraídos por la tentación. Siempre aparenta ser agradable, pero en el fondo es engañosa y fraudulenta. La tentación es una invitación seductora al pecado que esconde un anzuelo mortal.
“Delante de cada persona hay un camino que parece correcto, pero termina en muerte”. Proverbios 14:12 (NTV)
¡Qué agradable es la tentación! Porque siempre apela a la parte más vulnerable de nuestro corazón. Su sabor es definido, continuo y fuerte. Pero nunca logra mantener su sabor hasta el final.
Para cada tentación que Satanás lanzó, Jesucristo contestó con un pasaje tomado de La Biblia. Así, establece un patrón que todos debemos seguir. La victoria sobre la tentación se obtiene apoyándonos con firmeza en las promesas de Dios establecidas en La Biblia.
Es importante que tenga claro estos cuatro puntos para tener dominio propio y vencer la tentación:
1. Un nuevo propósito: Quiero que mi carácter refleje al de Cristo.
2. Una nueva prioridad: Cambiaré mis malos hábitos por buenos hábitos.
3. Un plan: Dejaré de confiar en mí mismo y confiare en el poder de Cristo.
4. Una vida transformada: Dios me da el regalo del dominio propio.
“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta”. Romanos 12:1 (NTV)
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