A Dios le interesan nuestras heridas a tal grado que estuvo dispuesto a sufrir para identificarse con nosotros y salvarnos. Como veíamos en el blog La Maldad y El Sufrimiento; los “por qué” de la vida nos confunden porque estamos de este lado del cielo.
La vida nos parece injusta y nos formulamos preguntas a las que no hayamos respuesta ni explicación que nos satisfaga y desafortunadamente muchas personas usan esto como base para no acercarse a Dios y recibir Su amor. Pero aun así, podemos contar con el conocimiento verdadero, el que viene de Dios mismo; es la verdad revelada en Su palabra que nos enseña cómo relacionamos con El y como El trata con nuestra humanidad. Entendamos esto con un ejemplo bíblico.
Ningún libro de la Biblia se identifica más con el sufrimiento que el de Job. Éste era un hombre recto y en el libro que lleva su nombre vemos la experiencia del dolor de haber perdido una cosa tras otra al punto de dejarlo en la más terrible miseria. En unas pocas horas Job y su esposa perdieron a su familia, a todos sus hijos e hijas, así como sus riquezas e inversiones comerciales. Pasaron de la riqueza a la pobreza, de la opulencia a la necesidad, de la felicidad a la desgracia. A pesar de sus grandes pérdidas, Job hizo una pregunta muy profunda,
“… ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios”. Job 2:10
¿Cómo reaccionaría usted si repentinamente perdiera todas sus posesiones? ¿Consideraría que Dios es injusto? ¿Lo seguiría considerando bueno? O ¿caería en la tentación de la esposa de Job al decir…?:
“Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete”. Job 2:9
¿Cómo reaccionó Job ante su terrible situación? La perspectiva de Job de la vida estaba saturada de dolor físico, mental y emocional. Él no tenía la oportunidad de echar un vistazo “tras bambalinas”. Sintió que le robaron su gozo y pensó que la muerte era su mejor alternativa. ¿Percibía Job que Dios era bueno? Considere los siguientes enunciados y responda usted mismo:
- Job no negó ni cubrió su dolor, pero reconoció que Dios tiene derecho a decidir lo que da o quita. (Job 1:21–22)
- Después de enfrentar a su crítica esposa, vivió en integridad y se centró en confiar su vida a Dios. (Job 2:9–10)
- Aunque se encontraba desanimado por su calamidad, Job reconoció que Dios es el Hacedor del universo y que ha hecho innumerables milagros. (Job 9:9–10)
- Job no ocultó sus sentimientos, aceptó que se odiaba a sí mismo; se quejó y tuvo amargura, pero le rogó a Dios que le revelara si había hecho algo malo. (Job 10:1–2)
- Job declaró que aun si Dios lo matara por intentar defenderse o presentar su causa, aun así seguiría confiando en él. (Job 13:15)
- Aunque se sentía enojado y triste por causa de sus acusadores humanos, Job reconoció que tenía un abogado celestial, un intercesor que también era su amigo. (Job 16:19–21)
- A pesar de que Job se sentía desgarrado por sus amigos y por Dios mismo, él se centró en que en el futuro vería a su Redentor.
“Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive, y un día por fin estará sobre la tierra. Y después que mi cuerpo se haya descompuesto, ¡todavía en mi cuerpo veré a Dios! Yo mismo lo veré; así es, lo veré con mis propios ojos. ¡Este pensamiento me llena de asombro!”.
Job 19:25-27
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