Perdón Capítulo 2: El Perdón y la Reconciliación

Sección I

Sección II

Referencias bíblicas: Citas bíblicas tomadas de la Reina-Valera 1960.

¿Es lo mismo el perdón que la reconciliación?

No. El perdón no es lo mismo que la reconciliación. El perdón se enfoca en la ofensa, mientras que la reconciliación se centra en la relación. El perdón no requiere de una relación. Sin embargo, la reconciliación sí requiere de una relación en la que dos personas, de común acuerdo, caminan juntas hacia una misma meta. La Biblia dice:

Amos 3:3 “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”

El perdón puede producirse con una sola persona.

— La reconciliación requiere de al menos dos personas.

El perdón es de una sola vía.

—La reconciliación es recíproca, de dos vías.

El perdón es una decisión de liberar al ofensor.

—La reconciliación es un esfuerzo por reunirse con el ofensor.

El perdón involucra un cambio de pensar acerca del ofensor.

—La reconciliación involucra un cambio en el comportamiento del ofensor.

El perdón es un regalo para el que ha traicionado su confianza.

—La reconciliación es una relación restaurada basada en la confianza recuperada.

El perdón se otorga inmerecidamente.

—La reconciliación se ofrece al ofensor porque éste se la ha ganado.

El perdón es incondicional, haya o no arrepentimiento.

—La reconciliación está condicionada al arrepentimiento.

 

¿Tiene que haber reconciliación después del perdón?

La respuesta es a veces sí y a veces no. La mayoría del tiempo Dios desea que nos reconciliemos.

2 Corintios 5:18 “Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo. . . nos dio el ministerio de la reconciliación”.

Sin embargo, en ocasiones no es prudente buscar la restauración de la relación, como en el caso de un adúltero o con alguien que cometió abuso sexual.

1 Corintios 15:33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”. 

Por ejemplo, si un esposo está descontrolado por la ira y rechaza cualquier ayuda para dominar su temperamento violento, la esposa necesita hacer suyo este versículo y salir de esa peligrosa situación hasta que él busque consejería o que haga cambios duraderos en su estilo de vida.

Proverbios 22:24 “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos”.

 

El perdón divino

¿Lucha usted en ocasiones para perdonar a los demás? Debe entender que en la medida en que sea consciente del gran amor de Dios y su perdón continuo, usted podrá perdonar a los demás. Sólo con el “perdón divino” podemos perdonar al prójimo.

Daniel 9:9 “De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado”. 

El perdón divino es el hecho de que en su misericordia, Dios decidió librarnos del castigo de nuestros pecados. Infortunadamente, algunas personas rechazan ese regalo de parte de Dios.

Salmos 103:8, 10, 12 “Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia… No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados… Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones”.

El perdón divino fue ofrecido por Jesús, quien pagó por nuestros pecados por completo, él murió en la cruz como pago por el pecado de toda la humanidad. Teníamos una deuda que no podíamos pagar, pero él pagó por esa deuda que no contrajo.

Isaías 53:6 “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él [Cristo, el Mesías] el pecado de todos nosotros”.

La palabra griega, “jarizomai”, se traduce “perdonar” y significa “otorgar un favor inmerecido”. La palabra griega, “jaris”, significa “gracia”. Manifestamos la gracia de Dios cuando perdonamos a los demás con el perdón divino.

Efesios 4:32 “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.

 

José, un ejemplo bíblico de perdón

José es un excelente ejemplo bíblico de alguien que pudo haberse vengado, pero decidió perdonar. (Su historia está en Génesis capítulos 37-45).

Él era el hijo favorito de su padre Jacob y sus diez hermanos estaban tan celosos y enojados que lo vendieron como esclavo. José tenía todas las razones posibles para cortar todo lazo familiar, derramar su odio sobre la humanidad y reclamarle a Dios su infortunio, pero no fue así.

Posteriormente encontraron a su hermano José, a quien creían muerto, ¡pero ahora era el primer ministro de Egipto! ¡Qué oportunidad tan buena para que José se vengara de sus hermanos! No obstante, en lugar de desquitarse, José les habló con bondad y les conto como Dios usó su maltrato para el bien de ellos y de todo el pueblo judío.

Génesis 45:5–8 “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. . . para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación…Dios… me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto”.

Aunque José experimentó en carne propia el peor de los tormentos, emergió con un perdón extraordinario hacia quienes le habían hecho tanto mal. ¿Cuál fue su secreto?

 

El secreto del éxito de José

“No os entristezcáis, ni os pese”.
Cuando nos damos cuenta de que en su soberanía, Dios puede tornar todas las cosas malas que hemos sufrido para bien, entonces podemos tener una actitud de perdón.

“Me envió Dios”.
Cuando nos damos cuenta de que en su soberanía Dios puede usar el lugar donde nos encontramos para nuestro bien, podemos tener una actitud de perdón.

“Dios me ha puesto”.
Cuando nos damos cuenta de que en su soberanía Dios puede hacer que toda circunstancia resulte para bien, podemos tener una actitud de perdón.

 

Conclusión:

Cuando aceptamos la soberanía de Dios por encima de donde estamos, de nuestras circunstancias y de manera especial sobre las cosas malas que nos hacen los demás y confiamos en que él puede tornarlas para bien algún día, ¡tendremos éxito a través del perdón que otorgamos!

Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

La honestidad que se necesita para la reconciliación

Dios quiere usar nuestras relaciones interpersonales para revelar nuestras debilidades y para fortalecer nuestra relación con él. El primer paso hacia la reconciliación es evaluar con honestidad sus debilidades y las de la relación para saber dónde es necesario hacer cambios.

Salmos 139:23–24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

  • Abra su corazón y comparta su dolor.

Tenga una plática sincera con su ofensor. Explíquele su dolor, lo que ha sufrido y la tristeza que hay en su corazón. No ataque al ofensor. Más bien, hable de las ofensas y dígale cómo lo hicieron sentir.

Mateo 18:15 “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”.

  • Evalúe si el ofensor asume su responsabilidad.

Los ofensores necesitan entender que lo que hicieron fue como clavar una flecha en su corazón. Ellos tienen que sentir su dolor. Si ellos ignoran el dolor y responden con lo mucho que usted los ha herido, entonces no están listos para una reconciliación, porque no están listos para asumir su responsabilidad. Necesitan tomar en cuenta su dolor tanto como toman en cuenta el suyo. Deben manifestar un dolor piadoso.

2 Corintios 7:10 “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.

  • Tenga la expectativa de que su ofensor sea completamente sincero.

Las promesas se pueden hacer si son acompañadas de honestidad, apoyo y lealtad dentro de la relación. Aunque usted no puede garantizar que el otro cumpla, debe poder discernir si hay sinceridad y honestidad en la plática.

Proverbios 12:19 “El labio veraz permanecerá para siempre; mas la lengua mentirosa sólo por un momento”.

  • Establezca límites sanos dentro de la relación.

Podría ser que usted tenga un corazón dispuesto a la reconciliación; sin embargo, necesita hacer una evaluación, ¿El ofensor ha traspasado los límites de lo que es correcto (ira descontrolada, es posesivo, exigente, insensible, irresponsable, orgulloso, abusivo)?

Si ese fuera el caso, explíquele cuál es el límite y qué repercusiones habrá si cruza esa línea (una relación limitada), o cual será la ganancia si se mantiene dentro de los límites (mayor confianza). Usted debe ser muy disciplinado en llevar el registro de lo que suceda y el ofensor necesita disciplinarse a dejar de dañar la relación.

Proverbios 10:17 “Camino a la vida es guardar la instrucción; pero quien desecha la reprensión, yerra”.

  • Tome tiempo, piense con cuidado y ore con sinceridad antes de recibir nuevamente al ofensor dentro de su corazón.

Cuando se ha traicionado la confianza, se necesita tiempo, integridad y consistencia para probar que el ofensor es digno de confianza nuevamente. Los cambios requieren tiempo. Por tanto, no presione la relación. La confianza no se recupera de la noche a la mañana. La confianza no se da, se gana.

Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”.

  • Someta su corazón a un nuevo inicio.

Dios quiere que posea un corazón sumiso a su perfecta voluntad. Las ofensas graves pueden redefinir su futuro y no podrá regresar con su ofensor como si nada hubiera pasado porque usted mismo sufre cambios en medio del dolor. Quizá ha asumido nuevos roles que no puede abandonar tan fácilmente cuando, después de haber perdonado a un amigo, lo invita a entrar en su corazón una vez más. Deje atrás los patrones del pasado y establezca patrones de conducta nuevos y positivos.

Isaías 43:18–19 “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”.

Sección III

El Perdón y la Reconciliación

  1. ¿Usted cree que dos personas se pueden reconciliar sin haberse perdonado?
  2. ¿Encontró usted alguna enseñanza de la vida de José que pueda aplicar a su vida?
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