Perdón Capítulo 6: La Raíz del Problema de la Falta de Perdón

Sección I

Sección II

Referencias bíblicas: Citas bíblicas tomadas de la Reina-Valera 1960.

La raíz del problema de la falta de perdón

Todos fuimos creados con tres necesidades básicas dadas por Dios: la necesidad de amor, de significado en la vida y de seguridad. Muchas personas que han sido lastimadas se sienten insignificantes y sin fuerza alguna; por tanto, tratan de satisfacer su necesidad de significado en la vida no perdonando a los demás. La falta de perdón les da un sentido de poder y superioridad sobre otros.

Si un amigo lo traiciona, es posible que por algún tiempo sienta que no tiene control para dejar de sufrir. Ya que a nadie le gusta sentirse así, la falta de perdón provee una ilusión de poder. Al no perdonar se tiene un sentido de poder. Al aferrarse al odio hay un sentido de fuerza. Al responder con venganza está jugando el papel del poder.

 

Creencia errónea

“Es muy normal que me resienta contra quienes me han hecho daño. Si los perdono, se van a salir con la suya. Los que me ofendieron tienen que pagar por lo que me hicieron”.

El resultado es que se evidencia una actitud de orgullo que coloca al ofendido en una posición de juez, más arriba de Dios, quien sí está dispuesto a perdonar y olvidar.

Isaías 43:25 “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”.

 

Creencia correcta

“Ya que Dios me ha perdonado por completo, puedo dejar mi resentimiento y decidir perdonar a los demás. Confiaré en Cristo quien vive en mí para que perdone a través de mí”.

El pensar así evidencia un corazón humilde que tiene el deseo de perdonar a los demás de la misma manera en que Dios nos perdona.

Mateo 6:14–15 “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.

 

¿Puede usted recibir el perdón total de parte de Dios?

No se puede perdonar de corazón a los demás hasta que hayamos recibido el perdón de Dios en nuestra propia vida. De todas las religiones del mundo, el cristianismo es el único que enseña que Dios perdona el pecado por completo.

Él está dispuesto a perdonar cada una de nuestras ofensas. Sin embargo, muchas personas rechazan su perdón porque no pueden entender su misericordia y gracia. La gracia es recibir lo que no merecemos (el perdón y el cielo). La misericordia es no recibir lo que sí merecemos (falta de perdón y el infierno).

En este mismo momento, Dios quiere revelarle su misericordia y su gracia. A través de Jesucristo, él quiere otorgarle su perdón, aquel que se encuentra solamente en una relación segura con él.

 

¿Cómo puede recibir el perdón de Dios?

  1. El propósito de Dios para usted es la salvación.

¿Cuál fue el propósito de Dios al enviar a Cristo al mundo? ¿Condenarlo? No, sino ¡para expresar su amor al salvarnos!

Juan 3:16-17 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.

¿Cuál fue el propósito de Jesús al venir al mundo? ¿Hacer todas las cosas perfectas y quitar todo el pecado? No…sino para perdonar nuestros pecados, fortalecernos para tener victoria sobre el pecado y ¡ayudarnos para vivir una vida plena!

Juan 10:10 “Yo [Jesús] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».

  1. Nuestro problema es el pecado.

¿Qué es exactamente el pecado? El pecado es vivir independientemente de las normas de Dios, sabiendo lo que es correcto, pero decidiendo hacer lo incorrecto.

Santiago 4:17 “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.

¿Cuál es la consecuencia más grave del pecado? La muerte espiritual, es decir, la separación espiritual de Dios.

Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

  1. La provisión de Dios es el Salvador.

¿Hay algo que pueda quitar el castigo del pecado? Sí. Jesús murió en la cruz para pagar de manera personal nuestros pecados.

Romanos 5:8 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.

¿Cuál es la solución para ya no estar separados de Dios? Creer en Jesucristo como el único camino para llegar a Dios el Padre.

Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

  1. Nuestra responsabilidad es someternos.

Coloque su fe en Jesucristo como su Salvador y Señor y deje de pensar que sus «buenas obras» son un medio para ganar la aprobación de Dios.

Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.

Entréguele a Cristo el control de su vida, depositando su vida en sus manos.

Mateo 16:24–26 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”.

En el momento en que decida creer en él, es decir, cuando confíe su vida a Cristo, él le dará su Espíritu para que viva dentro de usted. El Espíritu de Cristo le capacitará para vivir la vida plena que Dios planificó para usted, y le da de su poder para perdonar a los demás de tal manera que su corazón comience un proceso de sanidad.

Si quiere ser perdonado completamente por Dios y ser la persona que él quiere que usted sea, puede decírselo en una oración simple como la siguiente, pero de todo corazón:

 

Oración de salvación

Dios, quiero tener una relación personal contigo.

Confieso que muchas veces he decidido seguir mi propio camino en lugar del tuyo.

Por favor perdóname por mis pecados.

Jesús, gracias por morir en la cruz para pagar por mis pecados.

Ven a mi vida y sé mi Señor y mi Salvador.

Dame tu poder para practicar el perdón y para amar a quienes me han lastimado.

Comienza la sanidad del dolor en mi vida con tu amor y hazme la persona que tú quieres que sea.

Oro en tu santo nombre. Amén”.

 

¿Qué puede esperar ahora?

Si hizo esta oración con toda sinceridad, lea lo que ¡Dios dice en su palabra!

Efesios 1:7–8 “En quien Jesús tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia”.

Entonces, la falta de perdón tiene sus raíces en el orgullo y en nuestras necesidades emocionales no cubiertas, como la necesidad de amor, de seguridad o de significado en la vida.

Sé que Dios ha perdonado mis pecados, pero ¿cómo puedo perdonarme a mí mismo?

¿Alguna vez ha considerado que la falta de disposición de perdonar a quien Dios ya ha perdonado, es desacreditar el regalo de misericordia de Dios hacia usted mismo? Es colocarse a sí mismo como un juez mayor que Dios. Es como si dijera:

“Dios, te equivocaste al perdonarme, porque no merezco que me perdones”.

“El sacrificio de Cristo en la cruz no es suficiente para limpiarme de mi pecado”.

“Se debe hacer algo más para completar lo que falta del sacrificio de Jesús”.

Puede ser que usted sienta que es humilde delante de Dios si no se perdona a sí mismo, pero debe entender que en tal situación su enfoque no está en Dios, sino en usted. La humildad es doblar sus rodillas ante el Señor en sumisión a su autoridad y a su derecho de declarar justo a quien él quiera. Después de todo, ¿quiénes somos para juzgar a Dios?

Dado que Satanás es el “acusador” de los cristianos (Apocalipsis 12:10), cuando usted se sigue culpando, toma el lado de Satanás, cuyo propósito es que usted se siga sintiendo fracasado. En vez de eso, agradezca a Dios con humildad por su misericordia inmerecida. Agradézcale su inmerecida gracia y viva en ese perdón no merecido.

Tito 3:5 “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”.

Sección III

La Raíz del Problema

  1. Cuando lee la declaración “No se puede perdonar de corazón a los demás hasta que hayamos recibido el perdón de Dios en nuestra propia vida”. ¿Podría usted decirse a sí mismo que ha recibido el perdón de Dios en su vida? Explique.
  2. ¿Qué tiene que ver el orgullo con la falta de perdón?
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