Una esperanza viva

El enfoque de nuestra esperanza cristiana siempre se basa en las promesas firmes de Dios. De esa manera, contamos con la esperanza firme. Como creyentes, Dios nos promete darnos Su paz... Leer más

Todos hemos sido víctimas de ideas equivocadas acerca de la esperanza. La idea popular que se tiene acerca de ella es muy diferente a lo que es y significa la esperanza cristiana. Si usted vive con la esperanza del mundo, tendrá pensamientos ilusorios y en ocasiones lo que se espera se cumplirá, pero en otras ocasiones, no será así. Sin embargo, la esperanza del cristiano se basa en la Biblia, la Palabra inmutable de Dios. Cuando confía pacientemente en lo que Dios dice, tendrá la esperanza necesaria y la completa certeza que necesite. El apóstol Pablo establece la fuente de esperanza:

“Tales cosas se escribieron hace tiempo en las Escrituras para que nos sirvan de enseñanza. Y las Escrituras nos dan esperanza y ánimo mientras esperamos con paciencia hasta que se cumplan las promesas de Dios”. Romanos 15:4

Cuando vivimos con esperanza bíblica, nuestra vida está anclada en algo seguro. Nos podemos sostener firmes en medio de cualquier tormenta que enfrentemos. Es común que no entendamos bien lo que significa este tipo de esperanza, así que es importante establecer bien su significado. La Biblia dice que cuando nuestra esperanza está anclada en Dios, Él nos enseñará Su Verdad y nos guiará por el camino que debemos andar. Usted puede hacer suya esta oración:

“Guíame con tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios que me salva. Todo el día pongo en ti mi esperanza”. Salmo 25:5

La esperanza es un anhelo optimista acompañado de la seguridad de su cumplimiento. Esta esperanza está garantizada y no está sujeta a cambio, sino que está anclada en nuestro inmutable Salvador y Señor.

El enfoque de nuestra esperanza cristiana siempre se basa en las promesas firmes de Dios. De esa manera, contamos con la esperanza firme. Como creyentes, Dios nos promete darnos Su paz.

La esperanza es creer una promesa segura y la fe es vivir de acuerdo a esa promesa. La fe es la esperanza puesta en acción. Es necesario vivir por fe para que la esperanza no sea sólo un concepto mental, sino una esperanza viva, una esperanza garantizada que se convierte en realidad cuando experimentamos una vida anclada en Dios.

Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, ese es el medio por el cual podemos ejercer nuestra esperanza en Él y recibir todos los beneficios de tenerlo, incluyendo vivir en el cielo con Él por toda la eternidad.

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