Identidad Capítulo 2: Características de la Identidad

Sección I

Sección II

Características de la identidad

Historia de águila y las perdices

Había una vez un aguilucho que cayó al suelo desde lo alto de un peñasco donde se encontraba su nido. El pequeño se encontraba dando vueltas en tierra cuando se topó con un grupo de perdices. Eran criaturas bondadosas y generosas, así que adoptaron al indefenso aguilucho bajo sus alas y le enseñaron todo lo que necesitaba saber para poder sobrevivir. Las tiernas perdices le enseñaron a buscar semillas para comer cuando sintiera hambre. Sin embargo, aunque la pequeña aguilita comía hasta estar llena, todavía sentía una extraña sensación de hambre dentro de su corazón.

Poco a poco fue creciendo, así que comenzó a agitar sus alas y a moverse con torpeza de un lado a otro. Por supuesto, se veía algo grotesco, y las perdices no podían evitar reírse de él. Sus alitas comenzaron a hacerse enormes y ridículas, él no podía mantenerlas pegadas a su cuerpo ni moverlas como lo hacían todos los demás. De hecho, cuanto más crecía, menos se parecía al resto del grupo. Mientras tanto, las hembras del grupo comenzaron a tener una preocupación maternal por lo raro de aquel extraño ser y al reprenderlo lo hicieron sentir más avergonzado y confundido.

Con frecuencia, el aguilucho en crecimiento veía hacia arriba y observaba a las águilas maduras elevarse muy alto por los cielos. Su corazoncito latía por el deseo de volar así, pero uno de sus amigos ancianos cacareaba diciendo: «¡No, no! ¡En realidad no es bueno que quieras ser como ellos! ¡Esos son unos buitres!» Derrotado y frustrado, el aguilucho creció hasta la madurez sin haber jamás levantado el vuelo. Trataba con todo su corazón ser una buena perdiz, pero era muy infeliz y no sabía por qué.

Un día que estaba caminando y paseando por la pradera, arrastrando sus enormes e inútiles alas, se encontró con un sabio búho que le preguntó desde su rama en el árbol: «¿Quién eres tú? ¿Y qué estás haciendo?» El águila respondió: «Soy una pésima perdiz. He tratado tantas veces, pero nunca hago nada bien». El viejo búho respondió: «Tu problema es que no sabes quién eres. Te has hecho como las perdices. Pero tú eres un águila y las águilas fueron creadas para volar por los cielos. Nunca serás feliz si sigues viviendo aquí abajo en la tierra”.

El águila abrió los ojos grandes como pudo y por primera vez supo quién era en realidad. Vio el propósito para el cual fue creado. Después se armó de valor para intentar hacer algo que nunca antes había hecho. Abrió sus alas de par en par y las agitó hacia la copa del árbol y luego hasta el cielo. Cuando lo vieron las perdices, comenzaron a cacarear llenas de asombro. Muchas pensaron que se iba a caer. Pero el águila abrió sus alas y se elevó con la corriente de aire. Nunca más necesitó mirar hacia atrás. El águila ahora podía hacer lo que debía hacer… porque por fin supo quién era en realidad.   (Adaptado de “Turkeys and Eagles” por Peter Lord)

Dios nos da una nueva identidad cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador personal. Junto con él hemos recibido «todo lo que pertenece a la vida y a la piedad» por medio del Espíritu de Cristo que mora en nosotros (2 Pedro 1:3-4). Con esa nueva identidad podemos desarrollar un carácter semejante al de Cristo si confiamos en él para enfrentar nuestros problemas cotidianos. Dios dice que “Cristo en nosotros» provee la habilidad sobrenatural de vivir como él quiere que lo hagamos.

 

¿Qué sucedería si enfrentara una crisis de identidad?

En cierta manera, eso sería como padecer amnesia, no sabe quién es, y no puede encontrar el camino de regreso a su casa. ¡Qué situación tan terrible! Su corazón está inundado de temor. Si no sabe quién es usted ni qué hacer consigo mismo, es necesario que sepa lo que Dios sí sabe acerca de usted. Él tiene todas las respuestas y también espera que usted le busque para que le dé las respuestas correctas.

Salmos 34:4 (NTV)
“Oré al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores”.

 

Conflictos emocionales internos

Los conflictos emocionales son comunes en todas las personas que están luchando por obtener su identidad personal, sin importar su edad. Esos sentimientos se relacionan íntimamente con los eventos externos así como con los pensamientos y preocupaciones internos.

  • Ansiedad—“No sé en realidad quién soy”.
  • Depresión—“No tengo esperanza para el futuro”.
  • Duda—“Me siento fuera de lugar”.
  • Timidez—“Nadie me acepta ni me ama”.
  • Baja auto-estima—“Soy un bueno para nada”.

Salmos 13:2 (NTV)
“¿Hasta cuándo tendré que luchar con angustia en mi alma, con tristeza en mi corazón día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo seguirá dominándome?”

 

Evidencia externa de los conflictos de identidad

El conflicto emocional interno por obtener la identidad propia produce por lo general los siguientes patrones erráticos de conducta:

  • Actitudes y acciones que se oponen entre sí
  • Dificultad para hacer un compromiso espiritual positivo
  • Amistades no convenientes
  • Incapacidad para tomar decisiones o se toman decisiones de manera impulsiva
  • Rechazo de los valores familiares o la aceptación ciega de los valores de otras personas
  • Lucha con la inmoralidad sexual
  • Difícilmente puede establecer intimidad
  • Demasiado problema para escoger una carrera
  • Incapacidad para proponerse metas a largo plazo

Santiago 1:8 (NTV)
“Su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen”.

¡Qué tranquilidad, sentido de propósito y certidumbre vienen a nosotros cuando descubrimos quiénes somos en realidad!

Nacido de nuevo

Hace un tiempo recibí al Señor Jesús en mi corazón, desde entonces he escuchado muchas veces la frase “has nacido de nuevo”, pero realmente no entiendo muy bien lo que significa. ¿Me podrían explicar?

Esta es una frase de la Biblia del libro de Juan:

“Os es necesario nacer de nuevo”. Juan 3:7 (RVR 1960)

Pero Jesucristo no dio otra opción. Él Dijo “es necesario”. ¿Por qué dijo esto?

En la creación original de Dios adán y Eva fueron hechos a la imagen de Dios. Pero dado que Dios es Espíritu (Juan 4:24), la imagen reflejaba el Espíritu de Dios que estaba en ellos. Su espíritu humano era morada del Espíritu de Dios, lo que permitió que hubiera una gran unidad de mente y corazón.

Pero cuando entró el pecado en el huerto, el Espíritu salió de ellos y la unidad desapareció. Adán y Eva se convirtieron en muertos espirituales. Así mismo, todos los que nacimos después de ellos nacimos muertos en nuestros pecados.

Desde que nacemos estamos en pecado, perdidos, separados, somos enemigos de Dios, estamos espiritualmente muertos. ¿Qué es lo único que necesita una persona muerta?
No necesita educación, ni dinero, ni religión. Lo que necesita es recibir vida.

Cuando aceptamos el plan de Dios para la salvación, espiritualmente pasamos de muerte a vida. Recibimos la vida de Cristo. Como resultado, Dios nos da una nueva naturaleza, la suya propia. También nos da el Espíritu Santo.

En griego, la frase “nacer de nuevo” literalmente significa “nuevo nacimiento, nacer de arriba”. Esto indica que el espíritu de Dios transforma nuestra vida de tal manera, que la única forma de describirla es como “nacer de nuevo”.

Así es cuando usted nace de nuevo. Lo viejo desaparece, pero lo nuevo vive y puede alcanzar alturas insospechadas.

Hijo de Dios, maravíllese ante la belleza de haber nacido de arriba.

Lea el siguiente versículo:

2 Corintios 5:17 (RVR 1960)

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

Ahora, adáptelo con su propio nombre:

De modo que si ____________ (escriba su nombre) está en Cristo, nueva criatura soy; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

Sección III

CARACTERÍSTICAS DE LA IDENTIDAD

  1. ¿Ha sufrido alguna crisis de identidad? Si su respuesta es sí, ¿cómo la superó?
  2. ¿Cómo influyen la depresión y la ansiedad en las crisis de identidad?
  3. ¿Qué cree que puede hacer para ayudar a otros cuando estén pasando por una crisis de identidad?

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