Sección I
Sección II
Referencias bíblicas: Citas bíblicas tomadas de la Reina-Valera 1960
La ira: definiciones
Sin duda, todos conocemos la sensación de calor que sube de nuestro interior cuando algo nos hace enojar.
Es comprensible que Moisés haya sentido ira por causa del trato injusto que recibió uno de sus hermanos, pero la forma en que reaccionó le acarreó graves problemas. Moisés permitió que sus emociones lo controlaran. Cometió un crimen pasional y asesinó a un hombre. Él tenía razón en cuanto a la injusticia, pero su reacción estuvo equivocada. La volatilidad de su carácter reveló que todavía no estaba preparado para la obra que Dios había planificado para su vida.
Como resultado, Dios envió a Moisés a vagar por el desierto por cuarenta años para que aprendiera que fracasaría si quería rescatar a su pueblo a su manera. Moisés necesitaba asimilar muy bien esa lección para que el Señor lo convirtiera en el líder piadoso que él necesitaba para hacer su voluntad usando su manera sobrenatural. Moisés había tratado de ganarse el respeto de los israelitas tratando de salvarlos. Pero en lugar de ello, su ira descontrolada hizo que lo despreciaran.
Hechos 7:25 “Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así”.
¿Qué es la ira?
¿Qué hace cuando sus pensamientos y sentimientos se llenan de ira?
Los bomberos conocen el peligro de que una llama se salga de control. Están entrenados para reaccionar rápidamente. Usted también debe aprender a responder para tomar el control de la llama de la ira antes de que consuma su vida y destruya sus relaciones.
Proverbios 14:17 “El que fácilmente se enoja hará locuras…”
La ira es una fuerte emoción de disgusto que surge cuando no se cumple una necesidad o expectativa.
Proverbios 29:22 “El hombre iracundo levanta contiendas, y el furioso muchas veces peca”.
La ira es el combustible de lo que la Biblia describe como una persona con un temperamento ardiente o impetuoso.
Proverbios 15:18 “El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla”.
La palabra hebrea que se usa en el Antiguo Testamento con mayor frecuencia para hablar de la ira literalmente significa “nariz o fosas nasales”. Describe la forma en que las fosas nasales se extienden cuando se expresa el furor. Con el tiempo, esa palabra llegó a representar el rostro del iracundo.
La palabra ira en el Nuevo Testamento proviene del griego orge que significaba “cualquier impulso o deseo natural,” pero después vino a representar “el enojo, la más fuerte de las pasiones”, indicando su naturaleza poderosa y duradera.
La magnitud de la ira
La ira tiene muchos grados. Va desde una irritación leve y controlada hasta las ardientes explosiones fuera de control. En la Biblia es un término muy amplio que abarca muchas emociones.
Génesis 49:5-7 “Simeón y Leví… en su furor mataron hombres, y en su temeridad desjarretaron toros. Maldito su furor, que fue fiero; y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, y los esparciré en Israel”.
Indignación es la cólera provocada por una injusticia evidente y se considera justificada. Jesús se “indignó” cuando sus discípulos querían prohibir a unos padres traer a sus hijos para que los tocara y los bendijera.
Marcos 10:14 “Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”.
Ira es el enojo que inspira deseos de venganza. Pasa de ser un sentimiento para convertirse en una expresión de enojo ardiente.
Romanos 1:18 “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.
Furia es la cólera arrebatada y terrible que hace que la persona pierda el sentido común; la fuerza del estallido provoca daño y destrucción. Los miembros del Sanedrín se enfurecieron tanto contra Pedro y los demás apóstoles por proclamar que Jesús era Dios, que “querían matarlos” (Hechos 5:33).
La Biblia declara en Proverbios 27:4 “Cruel es la ira, e impetuoso el furor”.
Rabia es la furia violenta que provoca la pérdida del dominio propio; es un estallido de violencia y locura temporal. Después de una explosión de ira, cuántas veces hemos oído la expresión de remordimiento: “¡No puedo creer que haya hecho eso!”. Todo aquel que continúa ventilando sin control su ira, se da cuenta de que está derrotado por ella y sus relaciones interpersonales quedan deshechas.
Proverbios 19:3 “La insensatez del hombre tuerce su camino…”
Los malos entendidos acerca de la ira
¿Considera usted que la ira es siempre negativa y pecaminosa? ¿Intenta esconder su ira de los demás y aun de sí mismo? Los malos entendidos acerca de este tema le dan a esta emoción una reputación ¡bastante negativa! Si negamos el propósito de Dios para la ira y tratamos de esconder nuestros verdaderos sentimientos, tal vez lleguemos a ser esclavos de la culpa falsa. La Biblia dice
Salmos 51:6 “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”.
¿Es pecado enojarnos?”
La respuesta es No. La emoción de enojo nos fue dada por Dios. Pero la forma en que expresamos la ira determina si se convierte en pecado o no.
Efesios 4:26 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”.
El mal uso de la ira
Todos sentimos el ardor de la ira de vez en cuando. La llama pequeña que alumbra una hoguera confortable puede extenderse de un momento a otro si no tenemos cuidado.
Así, la chispa inicial de la ira puede usarse para bien, pero si la sofocamos, podríamos impedir que cumpliera su propósito. Evalúe cómo está manejando la ira:
Enojo prolongado: “la olla hirviente”
Es el que se mantiene por mucho tiempo; y es resultado de un corazón incapaz de perdonar una ofensa o a su ofensor. La falta de perdón en última instancia produce resentimiento y amargura.
Por ejemplo: “Nunca perdonaré la manera en que esa persona me trató”.
Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”.
Ira reprimida: la “olla de presión”
Es la que pretendemos esconder o ignorar. Surge del miedo a enfrentar las emociones negativas y produce un corazón engañoso que desconfía de los demás. Cuando no se enfrentan y resuelven las emociones negativas surge la auto-compasión, el auto-desprecio y las dudas en cuanto a sí mismo y las relaciones van al fracaso.
Ejemplo: “Yo nunca me enojo, solo me irrito en ocasiones”.
1 Pedro 3:10 “El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño”.
La Ira provocada: la “mecha corta”
Es el enojo rápido e impaciente que se enciende súbitamente. Un temperamento explosivo se expresa en críticas o sarcasmo.
Ejemplo: “¡No puedo creer que hayas dicho eso! ¡Te comportas como un niño!”
Eclesiastés 7:9 “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios”.
Ira explosiva… el “volcán amenazador”
Es la ira poderosa, destructiva y descontrolada, se caracteriza por el pleito, la violencia y el abuso verbal.
Ejemplo: “¡Estúpido, idiota! Si vuelves a hacerlo, ¡desearás no haber nacido!”
Jesús nos da una advertencia contra los que suelen insultar a los demás:
Mateo 5:22 “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”.
Conocer las distintas clases de la ira, ayuda a descubrir cuándo ésta se sale de control y provoca consecuencias nefastas.
¿Cómo puedo evitar sentirme culpable cuando me enojo?
Su enojo es señal de que algo no está bien, así como la luz roja que se enciende en el tablero de su automóvil le avisa de que algo anda mal. Su propósito es alertarlo para que tome un curso de acción. . . para que haga un alto, evalúe el mal que está sucediendo y luego tome la acción adecuada. Jesús se enojó con los líderes religiosos hipócritas que interpretaban el “día de descanso del sábado” en forma extrema al grado de querer castigar un acto de sanidad en ese día con la pena de muerte. Como resultado de ello, él restauró a un hombre que tenía una mano seca en el día de reposo.
Marcos 3:5 “Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana”.
¿Puede enojarse una persona, aunque no lo parezca?
Sí. Mucha gente tiene problemas para expresar o siquiera reconocer sus emociones. Han aprendido a negar, ignorar o reprimir su enojo escondiéndolo o enterrándolo en el fondo de su corazón. Sin embargo, no pueden ocultarlo de Dios, porque él ve y entiende todo.
1 Samuel 16:7 “Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.
Sección III
Definiciones
- ¿Cree usted que la ira de Moisés fue justificada?
- ¿Usted cree que pecamos cuando nos enojamos?