Sección I
Sección II
Referencias bíblicas: Citas bíblicas tomadas de la Reina-Valera 1960
Expectativas irreales
¿De qué manera pueden nuestras expectativas provocar nuestra ira?
La ira puede ser una amiga que nos avisa de que algo anda mal, o una enemiga que provoca infelicidad y la ruptura de nuestras relaciones. Todo depende de cómo la enfrentemos.
Es muy fácil vivir bajo la impresión de que podemos dictar lo que los demás deben hacer o cómo deben solucionarse algunas situaciones: “Mi destino debería ser así; por lo tanto, la gente debería hacer aquello”.
Muchas veces oramos y esperamos que Dios haga todo lo que le pedimos. El problema principal de esto es una sola palabra: el orgullo. Pregúntale al Señor: “¿Estoy actuando como si yo fuera el centro del mundo?”
Santiago 4:6 “Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes”.
Expectativas Irreales
- Ira por las circunstancias: “Espero que en mi vida sólo haya cosas buenas… pero realmente no es lo que yo esperaba”.
- Ira contra los demás: “Siempre pensé que estarías disponible para mí, para apoyarme y amarme… pero ahora me encuentro solo”.
- Ira contra uno mismo: “Siempre pensé que iba a triunfar… pero me siento un fracasado”.
- Reflexiones en esto:
- Cuanto más esperamos que la gente haga por nosotros, más enojados estaremos cuando nos fallan.
- Cuanto más tratamos de controlar a los demás, más control de nosotros mismos les entregamos.
- Cuantas más exigencias hagamos de los demás, más poder para hacernos enojar les entregamos.
Lo que debemos hacer, por el contrario, es humillarnos y someternos al control soberano de Dios sobre nuestras vidas y de los demás. Necesitamos depositar nuestro destino en sus manos, donde siempre debería estar.
La Biblia dice que dejemos nuestras expectativas al Señor y permitamos que él determine lo que nosotros debemos recibir.
Salmos 62:5 dice: “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza”.
La raíz del problema
Cuando sentimos que se ha violado algún “derecho” real o percibido, fácilmente respondemos con enojo.
Pero, ¿cuáles son nuestros derechos legítimos? Alguien podría responder: “La felicidad”. Otro podría decir: “La libertad de vivir como yo quiero”.
Sin embargo, eso no es lo que Jesús tenía en mente. El sometió sus derechos al Padre celestial. Así mismo debemos someter nuestros derechos al Señor y permitir que él cumpla su voluntad en nuestros corazones como dice Proverbios 3:5-6.
Algunos viven bajo una Creencia falsa, por ejemplo:
“Basado en lo que creo correcto, tengo derecho a seguir enojado todo el tiempo que quiera por las decepciones de la vida. Tengo derecho a expresar mi enojo en la forma en que a mí más me plazca”.
Pero esta es la creencia correcta:
“Puesto que Dios es mi Soberano y le he confiado mi vida, someto mis derechos a él. Las decepciones humanas que sufra son oportunidades que él usará para hacer crecer mi fe y para desarrollar su carácter en mí. Decido no ser controlado por el enojo, sino usarlo como un aliciente para hacer todo lo que Dios quiere que yo haga” (1 Pedro 1:6-7).
Cómo controlar su ira y conocer el plan de Dios para su vida
Nadie quiere ser considerado como una persona “fuera de control”. Nadie quiere vivir con ira descontrolada. Pero alguien podría decir: “He tratado de resolver mi ira, pero no lo he logrado”.
Si ese es su caso, podría ser que el Señor le esté diciendo: “Sé que no puedes, pero yo sí puedo. Puedo darte el control que necesitas y mi poder sobrenatural, pero antes debes entregarme el control de tu vida. Así podré hacer un cambio radical en ti”.
¿Necesita un cambio real en su vida? Si ese es el caso, hay cuatro verdades que necesita saber para lograrlo.
- El propósito de Dios para nosotros es la salvación.
¿Para que envió Dios a su Hijo a la tierra? ¿Para condenarnos?
No, ¡El vino para demostrarnos su amor por medio de la salvación!
Juan 3:16-17 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
¿Cuál fue el propósito de Jesús para venir a la Tierra? ¿Hacer todo perfecto y quitar todo el pecado? No, vino a perdonar nuestros pecados, darnos el poder para obtener la victoria sobre él y ayudarnos a vivir una vida plena.
Juan 10:10: “Yo [Jesús] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
- Nuestro problema es el pecado.
¿Qué es el pecado? El pecado es vivir de manera independiente de las normas de Dios, sabiendo lo que es correcto, pero decidiendo hacer lo malo.
Santiago 4:17: “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.
¿Cuál es la consecuencia del pecado? La muerte espiritual, la separación espiritual de Dios.
Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
- La provisión divina para nosotros es el Salvador.
¿Hay algo que pueda quitar la paga del pecado? Sí, Jesús murió en la cruz para pagar personalmente por nuestros pecados.
Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
¿Cuál es la solución para ya no estar separados de Dios? Creer en Jesucristo como el único camino a Dios el Padre.
Juan 14:6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
- La decisión es someternos.
Depositar la fe en Jesucristo como Señor y Salvador personal y dejar de confiar en nuestras “buenas obras” como medio para ganar el favor de Dios.
Mateo 16:24-26: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”
Si desea ser completamente perdonado por Dios, tener un cambio de mente, de corazón y de vida, puede pedirle a Jesucristo en este momento que entre a su vida para que le dé su paz y poder.
Oración para la Salvación
“Dios, reconozco que he dirigido mi ira hacia ti.
He pecado al enorgullecerme y aferrarme a mis “derechos”.
Me arrepiento y someto mis derechos a ti.
Jesús, gracias por morir en la cruz por mis pecados y por sufrir el castigo que yo merecía.
Te pido que entres a mi vida y seas mi Señor y Salvador y que perdones todos mis pecados. Te doy el control de mi vida.
Hazme la persona que quieres que sea.
Gracias por tu misericordia y gracia.
Lo pido en tu santo nombre. Amén”.
Uno de mis compañeros de trabajo ha amenazado con hacerme daño. ¿Qué debo hacer?
La gente airada puede perder el control y causar daño en sus posesiones o su persona. En casos extremos algunos han llegado a asesinar a sus compañeros de trabajo. Por ello usted debe:
- Tomar en serio las amenazas.
- Asuma que si alguien lo amenaza lo va a cumplir.
- Mucha gente que hace violencia en el trabajo ha dado claro indicio de que era su intención hacerlo.
- Siempre reporte la amenaza.
- Repórtela a su supervisor.
- Repórtela a un oficial de seguridad.
- Si es demasiado grave, repórtela a la policía.
- Cuando se vea amenazado, proceda sabia y cautelosamente.
- Consulte el manual de procedimientos de su empresa respecto al código de conducta.
- Informe a la persona airada las consecuencias de sus amenazas.
Proverbios 22:3 “El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño”.
Sección III
Expectativas irreales
- ¿Cuál es la diferencia entre una expectativa real y una irreal?
- Exprese su creencia o pensamiento en lo referente a la libertad de expresar el