Perdón Capítulo 8: ¿Cómo Perdonar?

Sección I

Sección II

Referencias bíblicas: Citas bíblicas tomadas de la Reina-Valera 1960.

Cómo manejar “el gancho”

  • Haga una lista de todas las ofensas de su ofensor.
  • Imagine que en este momento usted lleva un gancho en su clavícula. Imagine todo el dolor que conlleva ese gancho como resultado de todo lo malo que le hicieron.
  • Hágase la pregunta, ¿De veras quiero seguir cargando con todo el dolor por el resto de mi vida? El Señor quiere que tomemos el dolor del pasado y lo dejemos en sus manos.
  • Luego quite al ofensor de su “gancho” emocional y colóquelo en el de Dios. El Señor sabe cómo tratar con el ofensor pues dice en su palabra,

Deuteronomio 32:35 “Mía es la venganza y la retribución”.

 

Oración para perdonar al ofensor

Señor Jesús, gracias por preocuparte por cuánto han herido mi corazón. Tú conoces el dolor que he sentido por causa de (mencione cada una de las ofensas). En este momento yo dejo todo ese dolor en tus manos.

Gracias, Señor, por haber muerto en la cruz por mí y por darme tu perdón. Como un acto de mi voluntad, decido perdonar a (nombre). En este momento, lo suelto del “gancho” emocional y lo coloco en tus manos. Rechazo cualquier idea de venganza. Confío que en tu tiempo y en tus caminos tú tratarás con esta persona según tu parecer. Y Señor, gracias por darme de tu poder para perdonar para que pueda así ser libre. Oro en tu precioso nombre. Amén”.

 

¿Cómo seguir perdonando?

¿Cómo puede seguir teniendo un espíritu perdonador?

En las Olimpiadas, un boxeador no puede entrar al cuadrilátero y hacer un knockout (“fuera de combate”) con el primer golpe. La mayoría de las veces le llevará muchos asaltos e intercambio de golpes antes de que pueda haber un ganador. Por lo general, el perdón no es un acontecimiento de una sola vez. Quizá debamos pasar por muchas circunstancias en las que tengamos que perdonar. Esa es tan sólo una parte del proceso del perdón. Pero si aprendemos a confrontar nuestro dolor y encarar nuestras heridas, valdrá la pena recibir uno que otro moretón emocional, que es muy probable que recibamos. Si de continuo desechamos cada pensamiento recurrente acerca de una ofensa, esos pensamientos por fin se mantendrán fuera de nuestra mente. El proceso podrá completarse de esa manera, habremos ganado la batalla. Jesús enfatiza la naturaleza de “una y otra vez” cuando de perdón se trata, al decir:

Lucas 17:4 “Y si siete veces al día pecare [tu hermano] contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”.

 

Cómo perdonar…otra vez

No permita que los pensamientos vuelvan una y otra vez a su mente. Deténgalos en cuanto se generen. Con todo valor dígase a sí mismo: “Me rehúso a guardar un registro de esto. . . me niego a llevar una lista de ello”.

1 Corintios 13:5 “[El amor] no guarda rencor”.

Resístase a caer en la tentación de volver a hablar del asunto. Después de que haya habido una confrontación sincera con el ofensor, de que se hayan tratado ambos lados de la situación, o que la otra persona se niegue a hablar del problema, deje que el Espíritu Santo sea quien haga su obra de convicción. Eclesiastés 3:7 dice: “[Hay] tiempo de callar, y tiempo de hablar”. Ore con este pasaje.

Salmos 141:3 “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”.

Repita las Escrituras en su mente. Permita que la perspectiva de Dios cambie la suya. Permita que el corazón de Dios cubra el suyo. En el tiempo de la prueba repita una y otra vez: “El amor cubre este pecado. Señor, permite que yo pueda ser una expresión de tu amor. Que pueda reflexionar en tu amor el cual cubre todo lo malo”.

Proverbios 10:12 “El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”.

Entregue la situación al Señor. Jesús entiende bien cuánto lo han lastimado. Cuando a él lo persiguieron sabía que el Padre celestial iba a juzgar con justicia. . . a su manera y a su tiempo. Y usted puede estar seguro de lo mismo. La prueba por la que esté pasando puede hacer que usted se amargue o que sea mejor. Dígale al Señor: “Entrego mi corazón en tus manos. . . confío a ti mi vida. Sé que tú juzgarás esta situación con justicia”. Del Señor Jesús se dijo lo siguiente:

1 Pedro 2:23 “Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”.

Interceda a favor de su ofensor. Dios no nos dio la oración como una opción; es una orden. Cuando le han hecho daño, ore: “Señor, dame la visión para ver a esta persona a través de tus ojos. . . Que pueda entenderla como tú lo haces…”.

1 Samuel 12:23 “Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto”.

Dé más de lo que pueda recibir. Ore para que Dios le ayude a entender el pasado del ofensor y cómo su dolor interior contribuyó a que él le hiciera la herida que ahora usted está sintiendo. Enfóquese más en cómo puede suplir algunas de sus necesidades internas, pues es más bienaventurado dar que recibir.

Hechos 20:35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”.

Otorgue la gracia, la misericordia y el perdón de Dios. El perdón es una expresión directa de la gracia y de la misericordia de Dios. Gracia es obtener lo que no merecemos (el perdón) y la misericordia es no recibir lo que sí merecemos (el castigo). Haga esta oración: “Señor, que mi vida sea una expresión de tu gracia y una extensión de tu misericordia”.

Santiago 5:11 “El Señor es muy misericordioso y compasivo”.

 

Cómo proteger su corazón de la amargura

Jesús dijo, “Amad a vuestros enemigos.” ¡Eso es imposible! ¡No es realista! ¡No puedo! La gente no puede amar a sus enemigos. . . al menos eso es lo que presuponen. Pero aun así, la palabra griega ágape, que se traduce “amor” en este pasaje, significa “un compromiso de buscar el mayor bien de la otra persona”. El “mayor bien” para quienes están totalmente equivocados es que sus corazones se vuelvan completamente justos. ¿Cuál es el catalizador para que ese cambio se pueda dar? Jesús provee la respuesta…

Mateo 5:44 “Amad a vuestros enemigos… y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.

Si usted está pensando que en realidad no son sus enemigos, entienda que si siente resentimiento, amargura u odio hacia alguien, esa persona es enemigo de su espíritu. Puesto que el Señor Jesucristo nos ha mandado que oremos por nuestro enemigo, los creyentes deben obedecer esa orden y no pensar que es opcional. Y además, el hecho de orar por nuestros enemigos protege nuestro corazón de la amargura, deberíamos desear obedecer este mandato de corazón y de hecho. Una forma de hacerlo es orar pidiendo que “el fruto del Espíritu” sea sobre el ofensor. Y ya que tiene la disposición de “bendecir” a sus enemigos, la Biblia dice que usted también heredará una bendición.

1 Pedro 3:9 “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.

 

Cómo orar por quienes nos lastiman

Gálatas 5:22–23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.

  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de amor y pueda entender completamente cómo es tu amor incondicional para que él pueda amar a los demás.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto del gozo; que pueda experimentar tu gozo permanente y así irradie gozo hacia los demás.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de la paz, tu paz interna, y que también pueda proyectar esa paz que sobrepasa todo entendimiento hacia los demás.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de la paciencia por haber experimentado tu paciencia, y que al mismo tiempo tenga esa misma paciencia extraordinaria con su prójimo.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de la benignidad al conocer tu benignidad, para que exprese esa benignidad inmerecida a los que lo rodean.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de la bondad porque ha conocido la genuina bondad de Jesús; que pueda también reflejar la bondad moral de Jesús ante los demás.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de la fe por reconocer tu extraordinaria fidelidad y que anhele ser fiel a ti, a tu palabra y a su prójimo.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de mansedumbre por haber experimentado su mansedumbre y que pueda ser manso con los demás.
  • Señor, te pido que (el nombre) sea lleno del fruto de la templanza, el dominio propio de Cristo, para que pueda depender de ese control para romper su esclavitud y ser un ejemplo para los demás.
    Lo pido en el nombre de Jesús. Amén”.

Santiago 3:17 “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”.

 

Versículo clave para memorizar

¿Alguna vez has dicho “La oración del Señor”? Si así es, ¿lo hiciste con sinceridad? Piense en ella. ¿Estaba consciente de lo que decía? Jesús dijo, “Y perdónanos nuestras deudas, como también perdonamos a nuestros deudores» (Mateo 6:12).

Si oramos así, lo que estamos pidiendo a Dios es que nos perdone de la misma manera en que lo hacemos con los que nos han hecho daño. Por eso, la Biblia dice en

Colosenses 3:13 “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros».

Recuerde, no podemos controlar las decisiones de los demás, pero sí podemos hacer lo que está en nuestras manos para eliminar la falta de perdón.

¿Cómo puedo dejar de sentir amargura contra mi ofensor aunque él ya está muerto?

Aunque usted no pueda confrontar a su ofensor personalmente, puede confrontarlo de manera indirecta diciéndole lo que quiera o necesite decirle como si él estuviera enfrente de usted.

Considere hacer la “técnica de la silla”. Imagine que su ofensor está sentado en una silla frente a usted. Dígale las cosas que le diría si estuviera ahí en persona al lado opuesto de una mesa. Exprese sus sentimientos acerca de lo que le hizo y de las consecuencias dolorosas de lo que pasó en su vida. Luego perdone a esa persona y explíquele que lo ha quitado de su gancho emocional y que lo ha colocado en el de Dios.

  • Escríbale una carta a su ofensor y describa todos los recuerdos dolorosos que tiene. Luego léala delante de su tumba o en cualquier otro lugar donde pueda hablar abiertamente a esa persona como si en realidad ella estuviera ahí. Al finalizar, decida perdonarla dejándola en las manos de Dios.
  • Haga una lista de todos los recuerdos tanto positivos como negativos. Cuando haya terminado su lista, regrese al principio y escriba la palabra “pasado” al lado de cada uno. Reconozca y acepte el hecho de que el pasado quedó en el pasado. Deje en las manos de Dios todo su dolor así como a la persona que se lo provocó.
  • El hecho de que su ofensor haya muerto no significa que no pueda perdonarlo y que no pueda impedir que la amargura lo tenga preso en su corazón y su mente. La Biblia dice que:

Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”.

Sección III

¿Cómo Perdonar?

  1. Describa que cosas puede hacer una persona para no seguir cargando con el dolor y las consecuencias de la falta de perdón por el resto de su
  2. La Biblia establece en Mateo 5:44 “Amad a vuestros enemigos. . . y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.

¿Cómo podemos amar a los enemigos y qué cosas podemos hacer para proteger el corazón?

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